jueves, 22 de noviembre de 2018

Qué es el estrés? Siempre es malo sentir estrés?


¿Qué entendemos por estrés?

En primer lugar, hay que tener en cuenta que el estrés en sí mismo no es negativo, sino que es una respuesta normal del organismo ante una situación que percibe que puede superar su capacidad o sus recursos. Cuando se mantiene en el tiempo o cuando adquiere una intensidad que supera a la persona es cuando hablamos del estrés “negativo” y éste sí que puede ser perjudicial para la salud. Para diferenciarlo, se acostumbra a hacer referencia a este último como distrés.

Por la definición utilizada se desprende que el origen del estrés (o la causa) es externo (una situación o experiencia desencadena las manifestaciones típicas del estrés que después veremos con más detalle) aunque actualmente se apuesta más por una concepción más psicológica del estrés en que la manera de interpretar las situaciones y los recursos de que dispone la persona para hacerle frente, serían las variables que determinan la aparición del estrés.

Se ha hablado tanto de estrés y de sus consecuencias negativas para la salud que se ha obviado esa función positiva o adaptativa que puede tener el estrés en nuestra vida. Nos activa en determinadas situaciones, nos ayuda a sacar lo mejor de nosotros, etc. Su función es activarnos para responder de manera adecuada a una situación que requiere poner en marcha nuevos recursos. Si no sintiéramos ese estrés posiblemente no estaríamos en condiciones de responder adecuadamente o de afrontar con éxito determinadas situaciones. Como dice la neurocientífica Sonia Lupien, “sin nada de estrés estaríamos muertos”. Por lo tanto, es importante que sepamos que el objetivo no es eliminar el estrés sino aprender a gestionarlo para que resulte funcional.
El estrés se manifiesta a diferentes niveles. A nivel fisiológico encontramos un aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria para oxigenar las células y que éstas tengan más energía para hacer frente a la situación percibida como amenazante, aumento de la sudoración, de la tensión arterial, etc.
A nivel psicológico podemos tener manifestaciones emocionales bajo estado de ánimo, impaciencia, frustración, rabia, etc. La persona también puede presentar manifestaciones somáticas como un cansancio excesivo, dolores de cabeza, dificultad para dormir, etc. Los procesos cognitivos también pueden verse alterados y se manifiestan con falta de memoria, sensación de que los pensamientos van muy rápidos, confusión mental, etc. Todas estas manifestaciones acaban teniendo un impacto en la conducta (manifestaciones conductuales) y la persona puede mostrarse inquieta, presentar trastornos de la alimentación, etc.
Moduladores del estrés
Entendemos por moduladores del estrés a aquellos factores tantos personales como situacionales que pueden modificar el impacto del estrés en el bienestar de la persona.
Factores psicológicos personales
-          Autoeficacia percibida: se refiere a la percepción que tiene la persona sobre su capacidad para conseguir aquello que se propone, es decir, estamos haciendo referencia a los recursos que la persona cree que tiene.
-          Expectativas de resultados: se refiere a las creencias que tiene una persona de que una conducta concreta va a permitir conseguir un determinado resultado. Está relacionado con el punto anterior, pero en este caso estamos incluyendo cierta incertidumbre. La incertidumbre está relacionada con una mayor percepción de amenaza. El caso contrario, saber que una determinada conducta va a llevar a unos determinados resultados nos da seguridad y, por lo tanto, percibiremos las situaciones de manera menos estresante.
-          Rasgos de personalidad: determinados rasgos de personalidad pueden ayudar a las personas a percibir de manera menos amenazante una determinada situación. Por ejemplo, si una persona tiene una tendencia  pesimista percibirá de manera más negativa una situación y por lo tanto a sentir más estrés. En cambio, una persona optimista puede ver la misma situación como un reto y una oportunidad de aprendizaje y, por lo tanto, lo vivirá con menos estrés.
Factores situacionales
-          Red social de apoyo: las personas que cuentan con una amplia red de contactos (familiares, amigos, etc.) que suponen un apoyo en situaciones potencialmente estresantes, suelen vivirlo de manera menos estresante o el estrés dura menos.
-          Cultura y valores morales socialmente aceptados: determinadas situaciones tienen una connotación negativa debido a estereotipos que se han fraguado culturalmente. Por ejemplo, el cáncer tiene una connotación muy negativa y se acostumbra a relacionar directamente con la muerte a pesar de que según algunos estudios, más de la mitad de las personas con cáncer se curan (De Benito, 30 de enero 2018). A pesar de estos datos, la manera de entender la enfermedad hace que sólo pensar en esa posibilidad ya nos produzca bastante estrés. Otra cuestión cultural sería el ritmo de vida que nos empuja a vivir sin ser conscientes muchas veces de nuestras propias necesidades por falta de tiempo.

Consecuencias del estrés

Una de las consecuencias del estrés más estudiada es la que está relacionada con la salud de la persona ya que puede tener un impacto importante en la salud tanto física como mental.
En un primer momento las consecuencias pueden ser leves. Es como si el cuerpo nos estuviera avisando de que algo no está bien y de alguna manera nos pide que revirtamos la situación. Algunos efectos leves del estrés podrían ser pérdida de memoria, dificultades para concentrarse y para tomar decisiones, pérdida o aumento del hambre, cansancio, malestares menstruales, etc.
Por este motivo en muchas patologías se considera un factor de riesgo el hecho de estar expuesto de manera continuada al estrés, por ejemplo las enfermedades cardiovasculares, las infecciosas, las autoinmunes como artritis reumatoide, la diabetes, etc.
A nivel psicológico el estrés se relaciona con un estado de ánimo negativo y con algunos trastornos como los trastornos de ansiedad y depresión.

¿Qué se puede hacer para gestionar mejor este estrés?
Teniendo en cuenta que existen moduladores del estrés una primera opción es actuar sobre estos moduladores para que la persona pueda percibir las situaciones como menos estresantes o el estrés pueda durar menos. En este sentido la terapia psicológica nos puede ayudar a aprender a gestionar el estrés ayudándonos a tomar consciencia de nuestro cuerpo, aprendiendo estrategias de afrontamiento y de regulación emocional.
Practicar de manera habitual Mindfulness es un factor de protección del estrés y una buena estrategia para aprender a gestionarlo. 

Si tienes dudas ya sabes donde encontrarme.  ¡Feliz día!

De Benito, E. (30 de enero de 2018). El 53% de las personas con cáncer en España se curan. El País. Recuperado de   https://elpais.com/politica/2018/01/29/actualidad/1517229753_900228.html

Entradas más visitadas