viernes, 27 de abril de 2018

¡Ser mujer en esta sociedad!



Después de los últimos acontecimientos, necesitaba escribir al menos unas línias sobre cómo la sentencia del caso "La Manada" pone en evidencia el tipo de sociedad en que vivimos. 

¿Por qué se ha llegado a este punto?

Porque tal y como decía Foucault, el poder ha cambiado y ahora no se posee sino que se pone de manifiesto en las relaciones, de forma sutil, sin apenas darnos cuenta.  Me ha venido a la mente Foucault porque me parece que no somos muy conscientes en muchos casos del concepto de mujer que predomina en nuestra sociedad. 

Lo siento pero seguimos siendo un cuerpo, como ya lo fuimos muchos años atras y así nos siguen considerando. Y quizá lo peor es que este tipo de machismo es más sutil, de manera que muchas mujeres no son conscientes. Pero todo en la sociedad está montado para que las mujeres nos sintamos en un momento u otro como un cuerpo. 

Cuando nos vamos haciendo mayores vemos como somos bombardeadas con anuncios sobre las cremas que deberíamos usar para no tener arrugas y quedarnos estancadas en una falsa juventud. Los hombres se hacen más interesantes...nosotras más viejas. 

De hecho, desde siempre tenemos la sensación de tener que pintarnos para estar mas guapas, que si eliminar ojeras, que si hacernos los labios más bonitos, que si disimular esto o aquello. El hombre en general, vive al margen de todas estas exigencias porque su cuerpo no tiene la misma consideración, porque a él no se le considera un cuerpo. 

No estoy reivindicando que los hombres también se maquillen, lo que reivindico es que las mujeres se sientan libres de ser como sean y no veamos tan normal esto de tener que cuidar tanto nuestra imagen. Esto no se cambia de un día para otro, entre otras cosas porque a  muchas mujeres nos gusta. Hemos nacido en esta sociedad, crecido y educado en esa manera de entender la feminidad y caemos es eso. Pero a medida que lo vas analizando, a medida que lo vas viendo con una gafas mas neutras (las que te dan la experiencia y en mi caso los estudios de psicología), te das cuenta de lo injusto que resulta y de lo normal que lo percibimos. 

Con la ropa pasa lo mismo. La ropa de mujer esta diseñada para ensalzar sus curvas (obviamente hay excepciones) pero estaréis de acuerdo conmigo que la mujer usa tacones (incomodísimos, pero que estilizan), faldas (que aunque en invierno hace mucho frio, te hacen estar más atractiva), etc. Vivimos siempre en la incomodidad por estar más "guapas". Y ¿por qué? Porque de nuevo nuestro cuerpo tiene una concepción diferente que el del hombre. 

De nuevo no quiero que los hombres vayan incómodos, marquen paquete o marquen músculos, lo que quisiera es que el cuerpo de la mujer dejara de tener el peso que tiene en la sociedad porque por esa concepción de la mujer arrastramos muchas otras cosas como la prostitución (concepción extrema de la mujer como un cuerpo), las redes de tráfico de mujeres, la violencia sexual, etc. 

Lo que aparentemente parece inocente como pintarnos o ponernos según que prendas no deja de ser un reflejo de lo que se nos exige en esta sociedad y de cómo se nos valora (en muchos casos por la imagen). 

Soy consciente de lo difícil del cambio, pero no por ello voy a dejar de luchar. Al menos que cuando hagamos lo que hagamos seamos conscientes de por qué y para quién lo hacemos! 

NO estoy diciendo con esto que las mujeres no tengamos derecho a vestir como nos de la gana. Al contrario, pero sí que es cierto que nos venden un modelo de mujer que está basado en su cuerpo y esa concepción es necesario enterrarla para poder de una vez sentirnos libres. 

Es sólo mi opinión, mi experiencia y me apetecía comprtirlo con vosotr@s en un día como hoy en que muchos hombres y todas las mujeres, seguramente, nos sentimos tristes y decepcionados, por una justicia que es de todo menos eso, justa,  y que deberían llamarse injusticia para ser más congruentes con sus decisiones!! 


Un abrazo!

miércoles, 18 de abril de 2018

Espiritualidad y psicología



Tenía muchas ganas de escribir este post. A lo largo de mi vida he pasado por diferentes etapas, como cualquiera de las personas que ahora pueden estar leyendo esta entrada. Yo también he experimentado la desesperación, el dolor, la pena, la culpa, la rabia, la sensación de que nada tiene sentido, etc. Muchas de esas veces (hace ya muchos años) utilizaba libros de autoayuda, que a corto plazo parecía que me calmaban, pero que en poco tiempo volvían al cajón de los recuerdos, dejándome de nuevo una sensación de vacío y de decepción. Es importante dejar claro que esta es mi experiencia  y que no tiene por qué ser igual que la de los demás. Pero me apetecía compartirlo con vosotros por si alguna persona de las que esté leyendo esto puede sentirse identificada con mis palabras. 

Desde pequeña siempre tuve contacto con la religión. Mi madre era muy creyente y yo, que estaba muy unida a ella, pues también lo era. A medida que me iba haciendo mayor me iba replanteando cosas. Una vez me acuerdo que me pregunté lo siguiente, ¿cómo puede ser que de todas las religiones que hay en el mundo, justamente la que tenemos aquí sea la verdadera? Y en ese momento algo dentro de mi cambió, pues me di cuenta que la religión tiene algo de construcción humana. Pero hay algo que sí que es universal y que no nos tiene por qué separar sinó que nos une, me refiero a la espiritualidad. 

Todos nos habremos planteado en algún momento qué somos, qué hacemos aquí, qué hay después de la muerte, qué significa la vida, etc. Hay algo que nos une a todos y es la incerteza. Creo que en este mundo todos pueden tener creencias muy firmes, pero nadie tiene la certeza de nada. 

La espiritualidad de la persona es muy importante pues muchas veces guía sus pasos y le hace tener determinadas creencias que marcan su comportamiento, por lo tanto la espiritualiadad está muy vinculada a la psicología. Mucha gente aún piensa que la espiritualidad es para crecer como personas y evolucionar y que la psicología es para cuando tenemos un problema o trastorno mental. ¡Nada más lejos de la realidad! La psicología es la ciencia que estudia la mente y el comportamiento humano y la única limitación (según la percepción de cada uno) es que está sometida al método científico y muchas cosas del comportamiento y la mente humana son difíciles de comprobar mediante dicho método. Pero a pesar de ello, la psicología y espiritualidad tienen que ir unidas, de hecho lo están en momentos puntuales de la vida como cuando nos encontramos al final del camino. En casos de enfermedades terminales, hay que preparar a la persona para irse lo más serenamente posible, y el psicólogo utiliza todo lo que tiene a su alcance para conseguir este objetivo, incluso las creencias espirituales de la persona. 

Y si en estos casos es útil tener en cuenta la espiritualidad, ¿por qué no tenerla en cuenta en otros momentos de la vida?. Esto no implica basarnos en técnicas o estrategias no provadas empíricamente, pero sí tener en cuenta a la persona como un todo y su espiritualidad puede ser una parte importante de ese todo. Si trabajamos teniendo en cuenta sus creencias nos acercaremos más a su subjetividad, tendremos una información valiosísima de su escala de valores y de sus metas en la vida. Si no lo tenemos en cuenta nos perdemos información. Muchas veces las personas no sienten que pueden hablar de estos temas porque se considera que forman parte de la vida más interna de la persona y porque se consideran un tema tabú. Pero todas las creencias del cliente son importantes porque todas influyen en su día a día. Conocerlas nos permitirá ayudarlo porque lo haremos con toda la información relevante disponible. Siempre desde el respeto y de la aceptación incondicional. 

Mantener la espiritualidad como un tema tabú que no se manifiesta por miedo a ser juzgados, nos impide ayudar a muchas personas que pueden estar pasando un momento de mucha confusión. ¿Y si las creencias que tiene son limitantes? ¿Y si son creencias muy exigentes?. ¿Y si está siendo víctima de una secta? 

En muchas ocasiones, la espiritualidad es un tema que se genera en un entorno no regulado por lo que hay mucha información y no siempre el propósito de quien la facilita es honesto o lícito. Estar al corriente de estas pácticas de nuestros clientes, nos permite asesorarles e impedir que un momento dado se aprovechen de su buena fe. 

Otras veces, aunque se vaya con la mejor de las intenciones pueden dar una información que puede ser difícil de entender o interpretar por la persona lo que puede hacerla sentir aún más confundida y perdida. 

También he visto como en ocasiones se hacen "recetas" que aunque el contenido puede ser muy lícito, no són útiles para todo el mundo. Por ejemplo, cuando te dicen que no se tiene que criticar, que no hay que juzgar, etc. Es obvio que estas prácticas pueden minvar el bienestar de las personas porque tienen puesta su atención en vidas ajenas, pero quizá decir la manera de conseguirlo sería más útil que simplemente decir que no se debe hacer. Lo mismo con la culpa, he escuchado muchas veces lo dañina que es esa emoción pero, y si una persona la siente, ¿que hace? ¿Sentirse más culpable por no poderlo controlar?

No os olvidéis que vayáis al psicólogo o a un terapeuta de cualquier tipo, el experto en vosotros mismos sois vosotros y la idea es que podáis asumir las riendas y responsabilidad de vuestra vida. Y no que cada vez seais más dependientes de una terapia, persona o creencia. 
El psicólogo nos puede ayudar a gestionar toda esta información siempre desde el respeto, es importante porque a veces te derrumban los pilares de tus creencias pero nadie te indica como construir los nuevos pilares sobre los que sostener las nuevas.   

El crecimiento personal no tiene que pasar única y exclusivamente por las terapias alterantivas, muchas de las cuales pueden ser muy útiles pero otras pueden ser de dudosa eficacia. La psicología dispone de muchas herramientas que ayudan en el crecimiento personal partiendo de un conocimiento básico sobre cómo funciona la mente y el comportamiento de la persona. Y también con conocimientos de psicopatología que nos pueden ayudar en caso de detectar algún tipo de trastorno. Si desde la psicología tenemos en cuenta la espiritualidad de la persona, por fin estaremos considerando la persona en toda su complejidad, porque el tema espiritual forma parte de su vida y por lo tanto tiene que estar en terapia.

Como psicóloga me baso en el método científico, como persona me baso en el sentido común. Si quiero ayudar necesito que la persona confíe en mi y para ello no juzgaré sus creencias, y estaré encantada de compartirlas en terapia, al fin y al cabo, todo lo que pensamos no dejan de ser creencias. 

Un abrazo!   

lunes, 16 de abril de 2018

El sentimiento de culpa














He querido escoger este tema porque quien más y quien menos, todos hemos experimentado alguna vez este sentimiento y estaréis de acuerdo conmigo en que es un emoción de aquellas que se califican como negativas o desagradables. Nos crea mucha angustia y es, sin duda, una barrera a nuestro bienestar.

Me gustaría poder adentrarme en esta cuestión para ayudar a las personas que se puedan sentir identificadas con este sentimiento, para entender mejor lo que están experimentando y aprender a gestionarlo de la mejor manera posible.

En primer lugar, debemos tener presente que el sentimiento de culpa es un sentimiento normal que tiene su utilidad. Cuando una persona siente culpa por algo que ha hecho o ha dejado de hacer puede aprender de los posibles errores y repararlo si es el caso. Por ejemplo, si hacemos algo como ofender a alguna persona y luego nos sentimos culpables, esta culpabilidad nos permite pedir perdón, no volverlo a hacer, etc.

Pero estaréis de acuerdo en que a veces nos podemos sentir culpables por cosas que realmente no dependen de nosotros o sentimos una culpa tan intensa que parece que no hay correspondencia entre lo que hemos podido hacer y la sensación de culpa que sentimos. A veces sí hay correspondencia entre lo que hemos hecho y la culpa que sentimos pero lo gestionamos de tal manera que entramos en un círculo vicioso de culpabilidad en que nos maltratamos psicológicamente a nosotros mismos y parece que no sabemos cómo salir de esta situación .Muchas veces es la misma dificultad de vivir el presente la que hace que el sentimiento de culpa sea tan intenso porque estamos llevando nuestro pensamiento a situaciones del pasado constantemente y el pasado no se puede cambiar. Esto es muy frustante e inútil sobre todo cuando la situación que nos duele ya no tiene remedio y no hay margen de actuación para nosotros (la persona ya no está, la situación es irreversible, etc.). También, como ya he comentado, a veces si miramos detenidamente lo que nos hace sentir culpables descubrimos que no dependía de nosotros y por lo tanto, ¿qué sentido tiene sentirnos culpables por lo que no está en nuestra mano? O puede ser que tomemos decisiones con una información que luego una vez pasa el tiempo y tenemos más información, parecen erróneas y nos sentimos culpables. Pero ¿es justo sentirse culpable cuando hemos decidido con la información que en ese momento estaba disponible?
En muchos casos la culpa puede convertirse en un sentimiento persinstente e intenso que nos afecta en el día a día y nos merma de tal manera que afecta a otras parcelas de nuestra vida. En estos casos aunque no me gusta mucho el término, podríamos decir que se trata de una culpa patológica, en el sentido de que no está atendiendo su papel normal de servir como aprendizaje, sino que nos está afectando negativamente y obviamente nos aleja del bienestar.
Estos casos suelen correlacionar con el hecho tener una autoestima baja y un determinado estilo atribucional. ¿Qué significa esto? La persona tiene una percepción negativa de sí misma y en determinadas circunstancias asume una responsabilidad excesiva (atribuye a sí mismo toda responsabilidad), sobre todo cuando hablamos de situaciones negativas, de pérdidas o de fracasos. Y al contrario, cuando hablamos de logros o situaciones positivas, lo suelen atribuir a la suerte o a los demás pero nunca a sí mismos. Esta manera de funcionar afecta mucho el bienestar de la persona ya que tiene una percepción sesgada de las situaciones (distorsiones cognitivas). En estos casos, donde encontramos un sentimiento de culpa de este tipo, es necesario intervenir con el fin de ayudar a la persona a manejar este sentimiento de culpa. A veces la persona puede contar con gente de su entorno que de alguna manera le ayudan a darse cuenta de que está sintiendo una culpa que no le corresponde o que es demasiado intensa debido a alguna distorsión cognitiva. Sin embargo, como que la culpa está muy vinculada al sistema de valores de cada uno, a veces lo que nos digan los demás no nos ayudará. En estos casos, puede ser necesario recurrir a un profesional, es decir a un psicólogo que le pueda ayudar a corregir estas distorsiones cognitivas y soltar este sentimiento de culpa que puede estar afectando de manera importante el desarrollo normal de su vida.
Hay personas que se quedan atrapadas en situaciones del pasado y no pueden avanzar debido precisamente a este sentimiento de culpa. Otros, que a pesar de no tener una situación concreta que los bloquee tienen una tendencia a sentir culpa que hay que analizar porque suele afectar a diferentes ámbitos de la vida: laboral, personal, etc. Es importante intervenir porque el sufrimiento asociado como decíamos es elevado y la persona podría verse desbordada por las emociones negativas y desarrollar una depresión o incluso, somatizaciones.
En terapia, además de tratar, si fuera el caso, las distorsiones cognitivas también es importante trabajar aspectos de la persona que, como he comentado antes se suelen asociar a este sentimiento de culpa, como por ejemplo la autoestima, la autoexigencia , el perfeccionismo y se trabajará también la autocompasión.
Es importante no confundir la autocompasión con el victimismo. La autocompasión implica el autorreconocimiento, la aceptación de uno mismo como es, mirando también las cosas buenas y no sólo centrando la atención en los errores o carencias percibidas. Entender que no todo es blanco o negro y que debe haber espacio para los errores que nos permiten aprender y avanzar en la vida. Además, ayuda mucho enseñar la persona la importancia de satisfacer sus necesidades pero primero debe hacer una mirada interior honesta para descubrirlas. Satisfaciendo estas necesidades la persona puede sentir la satisfacción de por fin haberse escuchado y estar en disposición de ver desde una perspectiva más realista, las situaciones que le provocaban sentimiento de culpa. Por otra parte, es importante trabajar con el posible origen de este sentimiento que muchas veces, por no decir siempre, está en la infancia. Esto se puede ver cuando indagamos sobre la percepción que tiene la persona de la culpa, como lo vive, etc. Pongamos por caso, un niño que no ha sido nunca validado, al que se ha castigado mucho, que sólo se ha destacado lo que ha hecho mal, etc. puede en el futuro sentirse excesivamente responsable de las cosas por esta necesidad interna de tener la aprobación de los demás. Pero este exceso de responsabilidad puede tener la contrapartida de desarrollar sentimientos de culpa patológicos que lejos de enseñar nuevas estrategias para hacer las cosas, pueden ir disminuyendo su autoestima.

Espero que os ayude esta lectura, y en cualquier caso estoy a vuestra dispoción para aclarar cualquier duda o comentario al respecto.
Vivamos el presente y asumamos la responsabilidad de nuestra vida.

¡Feliz semana!




viernes, 13 de abril de 2018

El uso de las nuevas tecnologías: la nueva sociedad de la información


Está claro que nos encontramos en una nueva etapa definida por la importancia de la información como motor de cambio en todos los ámbitos sociales. Lo que se denomina sociedad red que se caracteriza por su flexibilidad, complejidad y por un nivel de interacción creciente, donde la existencia de las personas cada vez está más influida por la tecnología. Nos encontramos en la nueva sociedad de la información.


Un primer efecto de esta nueva realidad lo encontramos a nivel de las relaciones de poder, ya que estamos haciendo un cambio de estructuras jerárquicas con centros de poder que controlan tanto el proceso comunicativo como su contenido, a una nueva forma de comunicación y de relación que es más transversal donde se rompe la distinción entre productor y consumidor de información, por lo que se superan los procesos de dominación simbólica de una clase social dirigente, al menos en estos ámbitos.

Esta sociedad de la información con las TIC como protagonistas tienen efectos en otros ámbitos. Uno muy importante es el de las relaciones personales. Las relaciones de los seres humanos tienen un nuevo espacio donde crearse, transformarse, etc. Me refiero a las redes sociales y muchos otros espacios que aparecen con las TIC. Estos espacios tienen cada vez más presencia en la vida de las personas y en relación a muchos aspectos de su vida (laboral, amistad, relaciones de pareja, sexo, etc.) Además encontramos personas de cualquier edad utilizando estas redes, pero sobre todo jóvenes ( quizás a veces, incluso, demasiado jóvenes y adultos (aunque la población más grande tal vez todavía no está tan presente en estas redes sociales).

Está claro que los que nos referimos a nuevas tecnologías somos los que hemos podido vivir la etapa anterior en que no existían estas maneras de relacionarse. Debemos tener presente que las nuevas generaciones no tienen esta percepción de novedad porque ellos han crecido ya con estas tecnologías y forman una parte importante de su vida, tal y como en generaciones anteriores lo ha sido la televisión o la radio.

Lo cierto es que el efecto que tendrá a largo plazo el uso de estas tecnologías en los procesos de socialización y en el conjunto de las relaciones sociales es todavía una incógnita porque todavía se necesitan más estudios que pongan a prueba las diferentes hipótesis que van apareciendo. Pero está claro que el efecto más inmediato es una nueva forma de entender el mundo y las relaciones. Una primera hipótesis que se podría tener en cuenta es el hecho de que cuanto más tiempo se dedican a estas tecnologías menos tiempo se puede dedicar a otros tipos de actividades o tipos de relaciones. Hacer un uso adecuado implicaría que tus actividades normales, las que te gustan y con las que disfrutas no se ven afectadas por el hecho de querer utilizar las redes sociales. Hay que decir que no parece que se hayan sustituido las relaciones tradicionales para las relaciones a través de las redes sociales pero sí es cierto que estas relaciones se han modulado de alguna manera.

Especialmente me refiero a determinados tipos de relación como las de encontrar pareja o algún otro tipo de vínculos afectivos. Las diferentes aplicaciones que han aparecido para encontrar pareja, sexo, etc. lo ponen muy fácil para contactar con otras personas ya que lo haces bajo el anonimato de un seudónimo o, incluso, una identidad falsa. Pero a la hora de la verdad es necesario el contacto físico, el encontrarse personalmente para establecer o no la relación de pareja. Y aquí es donde viene el problema. Las personas con dificultades de comunicación pueden triunfar en una espacio de seguridad pero cuando tienen que pasar a la acción vuelven a encontrarse con las mismas dificultades. Además dar una imagen no real puede provocar el rechazo cuando la persona te conoce y esto agravará el problema de habilidades sociales que puede tener una persona. Además nos encontramos en un entorno donde hay una desconfianza importante para que la gente sabe que muchas personas no son honestas y esto hace que encuentros sexuales puedan salir adelante pero rara vez se puede ir más allá. Básicamente porque no se llega a conocer la persona.

Otro de los cambios más importantes tiene que ver con la información. Hoy en día a nivel educacional parece que es más importante enseñar a buscar la información que el hecho de darla. Internet es una fuente inagotable de información pero no toda esta información es fiable. Entonces es importante ayudar a los jóvenes y no tan jóvenes a discernir entre fuentes fiables y fondos no fiables de manera que se pueda sacar partido a uno de los puntos más fuertes de las nuevas tecnologías que sería el volumen de información.

Lo que sí se puede ver es la relación entre el uso de estos tipos de tecnologías y algunas situaciones que desgraciadamente son cada vez más comunes en nuestra sociedad. Me refiero a la tendencia al individualismo en la que lleva esta sociedad y la soledad en que se encuentran muchas personas. Especialmente jóvenes que pasan en casa gran parte de tiempo sin los padres que tienen que trabajar. Es posible que este sentimiento se supla con esta posibilidad de sentirse siempre conectado a alguien. Lo queramos o no, al otro lado de la red siempre hay algún conocido o desconocido dispuesto a mantener una conversación y llenar el vacío que la persona puede sentir de manera sistemática. Esto toma especial relevancia en entornos poco estimulantes donde tienen acceso a internet y pocas expectativas de futuro. La influencia de lo que pueden encontrar en la web es mucho más importante si la persona no tiene un proyecto de vida o una motivación en el momento presente. Este sería un riesgo importante que se suma a los que veremos después.

Además, nos encontramos en una sociedad donde cada vez es más complicado conectar con las emociones. Estar un rato sin hacer nada, simplemente sintiendo nuestra respiración, relajados, parece impensable. Las personas suelen preferir (sobre todo los más jóvenes) coger el móvil y publicar lo que están haciendo y así desconectar de la situación que realmente están viviendo (soledad, sensación de incomprensión, etc.).

El ser humano siempre tiene la necesidad de sentir que forma parte de un grupo (en contraste con este individualismo en que se basa la sociedad de consumo en la que vivimos) y esto puede influir en el hecho de pensar que si no estás en la red parece que no formes parte del grupo. Esto es especialmente importante en los jóvenes que están en pleno proceso de formación de su identidad. Pero no debemos olvidar, como ya he adelantado antes, los riesgos que implican estas redes sociales. Más allá de los peligros de adición que han sido muy estudiados., Existen otros peligros más generalizados como la falta de conciencia del peligro que implica poner información personal en las redes sociales además de fotografías, que una vez suben a la web se pierde totalmente el control. Todo lo publicado en la web, queda allí y no sabemos la repercusión que en el presente o en un futuro puede tener. La naturaleza de los jóvenes hace que sean los más vulnerables en este sentido, ya que tienen una percepción del riesgo sesgada (siempre minusvaloran el riesgo por una cuestión de la etapa de desarrollo en la que se encuentran). Así, lo que comentábamos antes tiene especial relevancia sobre todo en relación con el proceso de captación yihadista que se hace sobre todo a través de las redes sociales.

En este sentido, es importante que los padres estén preparados, entiendan las redes sociales y se pueda crear un vínculo de confianza con los hijos, para que puedan convertirse en un apoyo en caso de que se produzca algún problema en las redes sociales. La tendencia es a que los jóvenes para la etapa de desarrollo que están viviendo tengan tendencia a querer desligarse de las figuras paternas pero es importante que los padres respetando esta tendencia natural se muestren como aliados y no como enemigos o controladores.


Las redes sociales tratan de emular las relaciones personales físicas pero obviamente les faltan los elementos más importantes, las muestras de afecto, las miradas, el contacto físico, etc. Pero es muy curioso porque cuando una persona se cansa de este tipo de relaciones (aunque mantenga las relaciones tradicionales) cuando te quieres dar de baja el mismo programa ya te indica que el amigo X te echará de menos, que si estás seguro de querer irse ... de alguna manera se intenta llevar las emociones propias de las relaciones físicas a un entorno que a pesar de las ventajas que pueda tener en algunos entornos o aspectos, nunca puede sustituir las relaciones físicas.



Por último comentar que el auge de las TIC tiene ventajas e inconvenientes más allá de los que hemos podido comentar en este breve espacio y que tal y como ocurrió con la televisión en su momento, no se trata de desprestigiarlas o ver sólo la parte negativa sino aceptar que forman parte de nuestra vida y potenciar un uso adecuado, ya que son muy útiles en el mundo globalizado en que vivimos. Pero es de vital importancia una buena educación digital para lograr este uso adecuado fomentando ciertos valores y el respeto que a veces parece que se diluyen por el supuesto anonimato que da la red.

lunes, 2 de abril de 2018

El círculo vicioso de mantenimiento de la ansiedad



Hoy os propongo un tema que considero que os puede ser útil para entender un poco mejor lo que es la ansiedad y valorar hasta qué punto los que estáis pasando pasando por una situación de las que describiré a continuación, podráis decidir si os podéis autoregular o necesitáis pedir ayuda.

La ansiedad es una respuesta normal del organismo ante estímulos que se perciben como peligrosos. Estos estímulos pueden ser tanto internos (pensamientos, imagenes, etc.) como externos (determinadas, situaciones o personas). Presenta manifestaciones tanto a nivel emocional como fisiológico. Así, las personas que experimentan ansiedad pueden sentir miedo, angustia, etc. Y a nivel fisiológico se produce una activación del sistema nervioso autónomo que se puede traducir en un incremento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, sudoración, etc. La ansiedad prepara al individuo para responder a un estímulo que como hemos comentado se percibe como amenazante o peligroso, por tanto lo que hace es activar al cuerpo.

Es evidente, y muchas personas que lo hayan experimentado estarán de acuerdo, que muchas veces se puede experimentar esta ansiedad cuando realmente no existe un estímulo que represente una verdadera amenaza. Pero lo que tenemos que entender es que esta ansiedad es como un indicador, nos está mostrando que hay algo que no está funcionando como debería hacerlo, y por algún motivo ese estímulo lo percibimos como amenazante.

¿A qué me refiero cuando hablo de círculo vicioso en el mantenimiento de la ansiedad?

Me refiero a que en estas situaciones la respuesta normal que hacen las personas ante el estímulo temido es lo que está manteniendo o incluso agravando el problema hasta que al final podría llegar a transformarse en una fobia. ¿Y cuál es la respuesta normal a la que me refiero? Pues a la evitación. Estaréis de acuerdo que ante una situación o pensamiento (recordad que los estímulos pueden ser internos o externos) que percibimos como peligrosos lo que hacemos es evitarlo (siempre que podemos, claro después veremos lo que hacemos cuando no lo podemos evitar) . Entramos en un círculo vicioso, ya que en el momento en que tenemos cierto miedo de una situación que nos provoca cierta ansiedad (se activa nuestro sistema nervioso autónomo) lo que hacemos es huir y evitar la situación. Al huir y evitar la situación no ponemos a prueba la hipótesis de que aquella situación era de verdad peligrosa para nosotros y, por tanto, seguimos relacionando aquella situación con la sensación desagradable que nos hace sentir y el miedo que nos inspira. Se mantiene entonces nuestro miedo al estímulo. Además, esta reacción lo que provoca es que a corto plazo la persona experimente que las sensaciones desagradables desaparecen y, por tanto, asociamos evitación a disminución de la ansiedad, por lo que tendemos a repetir esta respuesta.

Pongamos por ejemplo el miedo (no hablamos de fobia aún) a subir al ascensor. La persona siente algo negativo en el momento de picar el ascensor y cuando empieza a sentir todo esto decide subir por las escaleras. Automáticamente la sensación de peligro se ha alejado y la persona se siente mejor. Pero a medio y largo plazo el miedo al ascensor aumentará porque no ha podido comprobar que si subía con ascensor muy probablemente no hubiera pasado nada malo. En situaciones muy aisladas esto puede que no nos afecte demasiado pero en situaciones en que, por ejemplo la situación se repite. a menudo podemos acabar cogiendo mucho miedo y que al finar acabemos teniendo una fobia.

¿Y qué ocurre cuando la evitación no es posible? Lo que se suele hacer es recurrir a lo que se denominan conductas de seguridad o conductas de distracción. En ambos casos también se contribuye al mantenimiento del problema, pero estas conductas no son tan problemáticas como evitar directamente la situación. Las conductas de seguridad hacen referencia a aquellas conductas que la persona hace para poder hacer frente a esa situación que le da miedo pero no puede evitar.

Imaginemos el caso del ascensor.
Si una persona trabaja en la torre Mapfre concretamente en la última planta, por mucho miedo que le de el ascensor, tendrá que subirse en él. En este caso la evitación no es posible. Pero esta persona puede recurrir a conductas de seguridad como esperar que alguien más suba en el ascensor antes de subir él, o pedirá a algún compañero que le acompañe, etc. Una conducta de distracción sería subir en el ascensor pero ponerse a cantar una canción mentalmente para no pensar que está en el ascensor, o empezar a hacer la lista de la compra, etc. Estas conductas no siempre funcionan pero cuando la persona no tiene más remedio que hacer frente a la situación suelen utilizarse y el resultado es muy similar que en el caso de la evitación. La conclusión es que no estamos haciendo frente al miedo que nos produce y creemos que esas conductas son las que han evitado que ocurra lo temido.

El problema será más o menos importante en función del significado que tenga para la persona la situación que le da miedo. Una persona que le da miedo volar y que no viaja nunca pues en principio no debe suponer un problema. Pero si esa persona por temas de trabajo tiene que coger el avión semanalmente pues realmente lo puede pasar muy mal.

Cuando hablamos de fobias entonces es necesario que un profesional (un psicólogo) te ayude a superarlas, porque a veces la intensidad de la ansiedad es tan elevada que la persona no puede por sí sola pasar a la acción y se deben hacer algunos pasos previos. Además, la intensidad de la ansiedad puede ser muy elevada y la persona puede acabar por tener miedo también por su vida. A veces incluso se desarrolla miedo a la ansiedad (el llamado trastorno de pánico).

Con el fin de poder pasar a la acción es importante conocer la naturaleza no peligrosa de la ansiedad. Aunque se producen síntomas muy desagradables, la ansiedad no es peligrosa y por sí misma no puede hacerte daño. De hecho, la ansiedad tiene una característica que es importante conocer y es que su intensidad tiene forma de campana de modo que se incrementa rápidamente cuando se nos presenta el estímulo temido, pero una vez llega a un punto deja de aumentar y lo que hace es empezar a disminuir al mismo ritmo. Esto es así porque se produce lo que se llama habituación. La persona se habitúa a la situación y las sensaciones desagradables comienzan a disminuir. El tiempo que tarda en hacerlo depende de la persona y de su percepción de peligro pero es importante confiar en que a pesar de las sensaciones son desagradables, no hay peligro para nuestra vida.


Es importante que antes de desarrollar verdaderas fobias a cosas que muchas veces no podemos evitar como puede ser conducir, subir en ascensor, subir en avión, etc. podamos darnos cuenta de que nos da miedo y si realmente no nos vemos capaces de hacerle frente solos, podamos pedir ayuda.

En todo caso, saber cómo funciona la ansiedad, cuál es su naturaleza y sus características nos puede ayudar a hacer frente a pequeñas situaciones que en el día a día evitaríamos pero que ahora sabiendo esto nos podemos ver alentados a hacer.

¿Y por qué desarrollamos estos miedos?
Esta es una pregunta muy compleja y depende de cada caso, pero en general puede suceder que hayamos tenido alguna experiencia desagradable relacionada con el estímulo temido directa o indirectamente (puede ser que ni nos acordemos). O bien hemos visto otras personas que lo han sufrido y eso nos ha hecho coger miedo (es posible no ser conscientes tampoco de este recuerdo). O bien nos lo han explicado y han insistido tanto que finalmente hemos cogido miedo. Aunque de nuevo, según mi punto de vista, la ansiedad ante un estímulo no peligroso es un indicador de que algo no está bien y representa una oportunidad de indagar para solucionar el problema que subyace a la sintomatología.

Por último, recomiendo que ante cualquier duda al respecto se consulte a un profesional para que estos miedos no vayan a más y no se transformen en un trastorno como una fobia específica, la fobia social, el trastorno del pánico, etc.

¡Que paséis una feliz semana!


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