jueves, 8 de marzo de 2018

La feminidad mal entendida.


Un día como hoy no podía dejar de escribir lo que he ido construyendo como mi idea de la feminidad. Siendo mujer he podido experimentar en mi propia piel, lo que implica tener unos u otros genitales (disculpad la expresión, pero es así de crudo). 

La primera gran barrera es la lucha de la mujer por tener que demostrar que no es un cuerpo (es una persona, algo mucho más completo y valioso). Desde pequeñas ya nos "invitan" a valorarnos en función de nuestra imagen, de nuestro aspecto y a valorar quizá de manera diferente que los niños, lo que nuestro cuerpo significa. Obviamente no me gusta generalizar y todos mis comentarios y ideas se refieren a aquellos casos en que realmente ocurre. Afortunadamente, cada vez más padres deciden educar a sus hijos en la igualdad y piensan muy bien en el impacto que sus acciones y ejemplos tienen en la construcción de la identidad de género de sus hij@s. 
Pero en muchos casos, esta cuestión no se tiene en cuenta. Todavía nos encontramos grandes diferencias a la hora de educar a nuestros hijos, en función del sexo y realmente esta base desigual se va acentuando con el paso del tiempo, naturalizando situaciones que en ningún caso tienen que ver con nada que nos venga de serie, ni tenga un origen biológico. Cuando escucho que las mujeres tienen que cuidar de sus progenitores, por poner un ejemplo, (aunque existan en la familia hijos varones) porque ellas tienen una ternura o una mayor vocación de ayuda que les sale de manera "natural", me vienen a la mente los juguetes que compramos a los niños y las niñas, los comentarios que muchos padres hacen a sus hijas sobre sus expectativas sobre ellas en el futuro, o incluso me viene a la mente el comentario de una mami que decía que a su hijo no le daba mimos porque no quería que de mayor fuera un niño "blandito". ¿Podéis imaginar de qué manera nos afecta lo que aprendemos y vivimos de pequeños en relación a nuestra identidad de género?.  

Mucho trabajo en consulta proviene del sentimiento de culpabilidad de la mujer que no es capaz de cumplir con las expectativas que se le han impuesto sólo por el hecho de ser mujer. Otras somatizan esta presión con malestares físicos que a veces revisten bastante gravedad. ¿Será casualidad que las mujeres padecen con mayor frecuencia que los hombres ansiedad y depresión? Aquí la respuesta que se suele dar desde una perspectiva, de nuevo machista y arcaica, es que el cuerpo de la mujer de forma natural (hormonas, etc.) ya es más proclive a padecer estos trastornos. Pero, ¿Por qué no ponemos de una vez nuestra mirada en el contexto? ¿por qué no nos fijamos en las exigencias que sufren las mujeres solo por el hecho de ser mujer? ¿por qué no ponemos nuestra mirada en la desigualdad y en las injusticias que tienen que aguantar sin que haya el más mínimo reconocimiento de su labor? ¿Por qué las acabamos medicando como si el problema estuviera en su cuerpo, cuando el problema está en las sociedad y en los valores dominantes de ésta? 

Tenemos mucho trabajo por hacer, y es un trabajo que tenemos que hacer unidos, hombres y mujeres, pues creo que éstos tienen mucho que decir por esta causa, ya que en definitiva se trata de transformar la sociedad, de hacerla más justa y adaptada a las necesidades de quienes formamos parte de ella. Muchos hombres (no suficientes) entienden la importancia de este cambio, un cambio que es necesario que se haga a todos los niveles. Des de la educación, hasta la denuncia de cada una de las injusticias a las que nos vemos sometidas. 
   
Es un tema mucho más complejo y del que sin duda, continuaré escribiendo. Como psicóloga voy a hacer todo lo que esté en mi mano para desmontar un concepto de feminidad que se nos ha vendido pero no se corresponde con lo que somos, ni sentimos. 

Dejemos que cada mujer decida que significa ser mujer, dejemos que cada hombre decida que significa ser hombre y acabemos de una vez con los estereotipos de género que lo único que hacen es privarnos de lo más valioso que tenemos: nuestra libertad.  

Hagámoslo por nosotras y por las nuevas generaciones, para que no tengan que pasar por lo que estamos pasando nosotras. 

¡Feliz y reivindicativo día! 

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