jueves, 21 de junio de 2018

¿Estás desmotivado? Esto te interesa...

En el post anterior, os escribí sobre la motivación y sus determinantes, lo que nos permitió tener un mayor conocimiento de lo que significa estar motivado y cuáles son las variables que influyen en nuestro nivel de motivación. Con esta pequeña introducción ya podemos deducir algunos consejos para mejorar nuestra motivación en aquellos momentos en que notamos que ésta disminuye, lo que pone en peligro la consecución de nuestras metas o la persistencia en una tarea. 

La desmotivación es algo que todos en mayor o menor medida hemos experimentado, por lo tanto, no se trata de algo que nos tenga que preocupar. Lo que sí que es cierto es que si nuestra forma habitual de hacer las cosas es con desmotivación tendremos más dificultades para conseguir nuestros objetivos ya sean objetivos laborales, académicos o creativos. La motivación nos garantiza que persistiremos en la tarea y que no nos importará esforzarnos, ya que estamos disfrutando con lo que hacemos, sobre todo cuando sentimos una motivación intrínseca (ver el post anterior donde introduzco este concepto). 
Pues bien tenemos estrategias para lidiar con la desmotivación y que de esta manera podamos conectar de nuevo con esa fuerza interior que nos ayuda a conseguir nuestros objetivos. Algunas estrategias son: 

1. Recuperar el sentido de lo que hacemos, es decir ser consciente de lo que nos mueve para continuar con la tarea o actividad. Cuando las metas son a medio o largo plazo es fácil que perdamos de vista nuestro objetivo final. Como ya vimos en el post anterior, la intención de meta (dicho llanamente, el establecer una meta u objetivo) es una variable que modula nuetsra motivación. En función de cómo sean estas metas estaremos más o menos motivados. Por lo tanto, si  nuestra meta es a medio o largo plazo y vemos que no estamos desmotivando va bien recordar los detalles de lo que queremos alcancer. Traerlos al momento presente aunque sea a nivel mental y de esta manera recuperar la ilusión por alcanzar nuestra meta. 

2. Dividir la tarea o actividad en diferentes pasos o subobjetivos que nos conduzcan a la meta final. Cuando la meta sea a medio o largo plazo podemos intentar definir unos objetivos intermedios que nos permitan tener a corto plazo la senesació de que nos estamos acercando a nuestra meta. De esta manera alimentaremos nuestra motivación al sentir que caa vez estamos más cerca del objetivo final. 

3. Modificar nuestro locus de control o estilo atribucional.  Ya vimos que es otra de las variables que determinan nuestro nivel de motivación. A veces podemos estar desmotivados porque sentimos que nada de lo que hacemos va a influir en el resultado final (locus de control externo). En este sentido, es importante trabajar esta manera de ver las cosas recuperando la sensación de control. ¿Cómo podemos hacer esto? Pues analizando de manera honesta nuestros pensamientos sobre la causa las cosas que ocurren. Si siempre estamos poniendo el foco en agentes externos es porque tenemos un estilo atribucional disfuncional con un locus de control externo que nos hace sentir cierta impotencia ante lo que sucede en nuestra vida. Cuando somos consciente de ello y empezamos a valorar lo que nosotros podemos hacer (pasamos a un locus de control interno) la motivación aumenta ya que tomamos un papel activo en lo que sucede en nuestra vida. A veces es necesario consultar con un profesional para cambiar este estilo atribucional pero es una cuestión que se puede modificar y ayuda a que la persona recupere la sensación de control de su propia vida.  

4. Centrarnos en la parte positiva (emociones positivas) que lo que estamos haciendo nos produce. Esto es especialmente relevante cuando lo que nos mueve es la motivación intrínseca, és decir aquella que se pone en marcha mientras realizamos la tarea. Disfrutamos con lo que hacemos sin esperar conseguir nada a cambio.  A veces no es posible ya que lo que nos mueve es conseguir algo, pero si nos centramos en la parte positiva de lo que hacemos nos sentiremos más motivados, ya que un estado emocional positivo nos hace ver más factible nuestro objetivo. 

5. Introducir pequeños cambios en la actividad o tarea para que la rutina no merme nuestra motivación. El hacer siempre lo mismo puede ayudarnos a ser más productivos pero tiene la contrapartida de que puede hacer que la tarea se vuelva aburrida y que por lo tanto, nos desmotivemos. En estos casos introducir pequeñas modificaciones en la tarea nos permite recuperar la ilusión ya que salimos de la rutina. Es especialmente importante en el ámbito laboral donde las actividades muy repetitivas suelen desmotivar a los trabajadores. Introducir cambios propuestos por los mismos trabajadores implica que se motiven por una doble vía; por haber tenido en cuenta sus propuestas y por hacer la actividad diferente. 

5. En exiginirnosestar siempre al 100% porque implica estar sometido a un nivel de estrés que puede tener el efecto de desmotivarnos. Permitirnos estar desmotivados de vez en cuando no es algo negativo ya que esta desmotivación puede ayudarnos a realizar cambios que sin duda enriqueceran la tarea y nuestra manera de hacer las cosas. 

Existen más estrategias en función del ámbito en el que estemos trabajando pero en general estas estrategias nos pueden ayudar para lidiar con la ddesmotivación para que no interfiera de manera negativa en nuestro día a día.

Feliz día, 

Mª Jesús Soriano 





  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas más visitadas