domingo, 18 de marzo de 2018

Educación y crianza: algunos tips de lo que considero importante


Hoy me apetece adentrarme en un tema complejo, pero apasionante que es la educación de nuestros hijos. A continuación os propongo algunas ideas que como psicóloga creo que són interesantes en el tema de la crianza de nuestros hijos, pero como madre que soy, también veréis estas letras están impregnadas de una experiencia, mi propia experiencia como madre.

El paradigma en el que me baso, sobretodo (aunque ya he comentado algunas veces mi tendencia a integrar diferentes enfoques) es la psicología positiva. La psicología positiva es aplicable a la mayoría de los ámbitos y como no, también lo es en la cuestión de cómo educar o criar a nuestros hijos. Antes de nada me gustaría aclarar que no me gusta dar recetas sobre como se deben hacer las cosas, pero sí que es cierto que a nivel general hay algunas recomendaciones que me parecen útiles.

Des de la psicología positiva se insta a que los padres vivan esta etapa de sus vidas con pasión y optimismo, a pesar de que pueda representar algunos retos y momentos difíciles. La positividad y el entusiasmo se transmite a los hijos y nos permite una mayor conexión con ellos y con sus emociones.

Cuando son pequeños tienen muchas dificultades para entender sus emociones y nosotros como padres podemos ayudarlos a interpretar lo que sienten y a ponerles nombre. Pero es importante no limitarles en este sentido (no decirles que no deben sentir eso o aquello). Todas las emociones son necesarias en nuestra vida y todas tienen una función. Ellos necesitan experimentar todas esas emociones y nosotros tenemos que validarles para favorecer su desarrollo.

Otra cosa es el tema del comportamiento. Es decir, imaginemos un niño que tiene mucha rabia de su hermano y le da un golpe. Debemos respetar que pueda sentir rabia porque es la emoción que efectivamente está sintiendo y tenemos que validarlo en este sentido, pero podemos ayudarle a gestionar esta rabia de otro modo, por ejemplo comunicando con palabras lo que está sintiendo (dependiendo de la edad podemos hacerlo mediante juegos, utilizando un emocionario, etc.). Probablemente así no tendrá necesidad de hacerle nada al hermano.

Un aspecto muy importante también es dejarlos ser ellos mismos; no limitarlos, ni poner sobre ellos expectativas que no les corresponden. No limitarlos significa que tenemos que confiar en el potencial de nuestro hijo. No dar por hecho que no podrá hacer algo y dar la oportunidad de que se equivoque, ya que de esta equivocación sacará un gran aprendizaje. Es importante mostrar (sobre todo con nuestro ejemplo) que equivocarse es normal e incluso positivo, por la oportunidad de aprendizaje que representa. Si nosotros nos equivocamos y lo reconocemos con normalidad e incluso si es necesario, pedimos perdón, estaremos dando a nuestros hijos herramientas muy importantes, tanto para su desarrollo actual, como para su vida futura.

Cuando hablo de no poner expectativas que no les corresponden, me refiero a que no es conveniente poner nuestras frustraciones en nuestros hijos. A veces lo podemos hacer sin darnos cuenta pero es conveniente poner atención sobre ello.
Nuestros hijos no son una prolongación nuestra; hay quien lo ve así y me parece muy respetable, pero mi experiencia como psicóloga y madre apoyan la otra hipótesis. Desde mi punto de vista, son un ser independiente con sus sueños, necesidades y anhelos. Intentar que ellos consigan lo que nosotros no hemos conseguido (o lo que a nosotros nos gustaría que lograran) es poner encima de ellos una mochila bien pesada que probablemente les costará de quitar.

¿Por dónde empezar? Muchas veces el primer trabajo lo tenemos que hacer con nosotros mismos porque difícilmente podemos transmitir lo que nosotros no sentimos. Nuestros hijos aprenden mucho más de nuestro ejemplo que de las palabras o lecciones que les podamos explicar.

Todos los niños y niñas tienen un potencial increíble a desarrollar, están en un momento de máxima conexión con su fuente interior y de máxima creatividad. Esto implica que aunque tenemos que intervenir para, por ejemplo poner límites (porque ellos los necesitan ya que les dan seguridad) tenemos que respetar al máximo su evolución, para que pueda llegar a ser el adulto que quiera ser y no lo que nosotros queremos que sea.
Es importante que nos focalicemos en sus fortalezas y que los ayudemos a actuar con motivación interna. La motivación interna es aquella que nos empuja a actuar desde dentro, es decir, no buscamos una recompensa externa. Para ello es necesario conocer de manera profunda a nuestros hijos. ¿Cómo? Pasando tiempo de calidad con ellos, compartiendo juegos donde los podamos observar, pero sin juzgarlos, para que se puedan mostrar tal como son y que puedan dejar ver lo que les interesa. En aquellos momentos de juego libre son ellos mismos en estado puro y podemos observar lo que les gusta, lo que necesitan, lo que les motiva. A partir de este conocimiento profundo de nuestros hijos podemos poner a su alcance experiencias que vayan de acuerdo con sus intereses, para que puedan experimentar la sensación de fluir que tan importante y necesaria es en el bienestar de cualquier persona. Pero ojo! porque fluir no significa desconectar, como cuando están horas y horas delante de la televisión o jugando a un vídeojuego.

Cuando realizan conductas que consideramos inadecuadas lo primero que podemos hacer es plantearnos si hay algo detrás de esa conducta que nos quiera decir y no tenga otra manera de decirlo. Me refiero a conductas problemáticas, no a las típicas conductas que forman parte del repertorio propio de su etapa de desarrollo.

Como regla general, es muy importante, cuando queramos cambiar algo, partir de sus fortalezas y de lo que hacen mejor. Desde una mirada positiva lo estamos empoderando y motivando. Es importante no confundir lo que hacen, con lo que son. No es lo mismo hablar de una mal comportamiento que decir que el niño es malo. Debemos vigilar con las etiquetas tanto las buenas como las malas. Hablar en términos de comportamiento es mucho más eficaz y no los estamos limitando a un determinado tipo de rol.

Compartir con ellos estos años que son tan importantes en su desarrollo es todo un regalo así que vale la pena vivirlo con alegría y gratitud, a pesar de las dificultades que nos podamos encontrar en el camino.

Para acabar, resumiría lo que yo considero esencial en la crianza y educación de nuestros hijos con dar amor incondicional, poner los límites que necesitan para sentirse seguros y potenciar una conexión con ellos desde la emoción y la comunicación.

¡Feliz semana!

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